La consejería profesional es parte de las profesiones licenciadas bajo el Departamento de Salud de Puerto Rico, según regulada y para la cual se le requiere a la persona que cumpla con la reglamentación contenida en la Ley Núm. 147 del 9 de agosto de 2002, según enmendada. Los estándares éticos del Código de Ética de la Asociación Puertorriqueña de Consejería Profesional, así como de la “American Counseling Association” y los propios de la Junta Examinadora de Consejeros/as Profesionales de Puerto Rico, establecen las responsabilidades, competencias y valores profesionales de la consejería para atender a nuestros/as pacientes/clientes/as/participantes desde las mejores prácticas basadas en evidencia y asegurándonos de no causar maleficencia desde nuestros servicios. Además, debemos velar que nuestras prácticas profesionales vayan acordes con los valores profesionales para garantizar, promover, cuidar y elevar la dignidad de toda persona en su diversidad.
Precisamente desde nuestros valores profesionales, no es correcto ni ético utilizar nuestro privilegio profesional para adelantar agendas particulares que atentan contra el bienestar de las personas. Es incompetente desinformar y promover un mensaje falso y discriminatorio sobre temas que atentan contra el bienestar social, ciudadano e individual. Un ejemplo claro, y del que se ha hablado ampliamente, son los procesos de conversión por orientación sexual e identidad de género. No es correcto decir que desde la consejería se avala la práctica de servicios de ayuda para “dejar de ser homosexual". Estas prácticas son señaladas como dañinas al ser humano por múltiples sectores profesionales, pues se ha investigado y evidenciado que son perjudicales para la salud mental
La homosexualidad, desde la salud mental, no es un asunto que haya que atender para “reparar”, sino para ayudar a afrontar los estresores sociales que les discriminan y empoderarles para una vida en bienestar como todo ser humano merece. Las personas de grupos identificados como “minorías” por las hetero-normativas sufren estresores a distintos niveles sociales, institucionales, familiares, y otros, que afectan su salud mental. No es su orientación sexual ni su identidad de género la causante de estos estrores, sino la discriminación y exclusión. Es por ello que tener un entendimiento crítico de la cultura y de la población a la que le servimos es necesario para poder brindar un servicio sensible y adecuado.
Cuando una persona se expresa haciendo alusión a su profesión de consejería profesional en formación y licenciada debe tener en cuenta los aspectos éticos y el conocimiento evidenciado por las mejores prácticas desde las profesiones de ayuda. No es correcto ni ético sugerir que nuestras opiniones personales son dadas como correctas haciendo alusión a nuestro rol de expertos/as.
La Asociación Puertorriqueña de Consejería Profesional rechaza enérgicamente el discrimen y las malas prácticas que van en contra de nuestra ética profesional.
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