Por Enrique Vázquez Quintana MD - Puerto Rico ha sido colonia durante toda su existencia menos bajo el dominio de los taínos. Hasta el 19 de noviembre de 1493 Boriquén era un país libre. Los indios taínos gozaban de entera libertad, tenían un gobierno propio, defendían su territorio si eran atacados por otras tribus del Caribe y tenían sus dioses. Cuando Cristóbal Colón descubrió a Puerto Rico comenzamos a ser una colonia de España que culminó con la invasión de Puerto Rico por Estados Unidos el 25 de julio de 1898 por la Bahía de Guánica.
Es curioso que los norteamericanos celebran el 12 de octubre de 1492 no como el Descubrimiento de América sino como el Indigenous People’s Day. Bajo el artículo 9 del Tratado de París el Congreso de Estados Unidos obtuvo poderes absolutos sobre el territorio de Puerto Rico. El primer atropello a Puerto Rico ocurrió cuando los abogados norteamericanos maltrataron y humillaron a los abogados españoles y los obligaron a entregar a Puerto Rico como botín de guerra a Estados Unidos. Bajo El dominio español Puerto Rico se regía por el sistema legal Napoleónico. Al establecerse el gobierno civil el gobernador Brooke leyó en el 1900 la Ley Foraker bajo la cual se eliminó el sistema legal Napoleónico y se estableció el sistema Anglosajón. Se establecieron además, la cortes federales en la colonia de Puerto Rico.
En el sistema legal Anglosajón los jueces por decisiones en casos estatutarios (casos decididos para ellos mismos) alegan poseer inmunidad, impunidad e infalibilidad. Por tal razón los abogados de la colonia de Puerto Rico tienen temor en aceptar representación legal en casos en contra de los jueces. Los abogados les tienen terror a los jueces. Esa actitud redunda en una pobre representación legal de los ciudadanos. Eso ha dado lugar a un aumento en representación por derecho propio (Pro se litigants) de los ciudadanos.
El 18 de diciembre de 2015 este servidor recibió una sentencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico en votación de 5 a 4 concluyendo que le causé demencia a una paciente luego de una operación de tiroides y paratiroides que resultó con calcio bajo. Es una sentencia, no una opinión. La sentencia solo se aplica a mí y no acumula jurisprudencia. Ningún otro cirujano será acusado de causar demencia a un paciente. Es una aberración judicial pues las causas de las demencias se desconocen. Los jueces del tribunal supremo meramente me castigaron porque le gané una demanda a una abogada que me demandó frívolamente. Los jueces y abogados no toleran que un médico prevalezca en una demanda contra un abogado/a. Esa sentencia del Tribunal Supremo es una maquiavélica, equivalente a prevaricación judicial en el sistema legal Napoleónico. Prevaricación judicial es un delito y ocurre cuando un tribunal emite una decisión a sabiendas que es falsa, que no puede corroborarse bajo ningunas otras circunstancias, que no puede replicarse y que se hace con la sola intención de castigar a un ciudadano.
El 8 de diciembre de 2016 demandé a siete jueces del sistema judicial local y al perito norteamericano en la Corte Federal de San Juan. El perito norteamericano tuvo que negociar conmigo y pagarme una cantidad confidencial para salirse del caso. La Corte Federal exoneró de culpa a los siete jueces por lo acudí al Tribunal de Apelaciones de Boston. Ese tribunal con una sola palabra AFFIRMED ratificó a la Corte Federal de San Juan. Acudí al Tribunal Supremo Federal, pero el 10 de agosto de 2022 me informaron que declinaban aceptar mi caso.
En el 2023 la Junta de Licenciatura y Disciplinas Médicas evaluó mi caso y emitió una Resolución exonerándome de toda culpa en el caso de la demencia. Con esa nueva evidencia presenté una nueva demanda. La misma fue desestimada por el Tribunal de Instancia y por el Tribunal Apelativo. El Tribunal Supremo declaró No Ha Lugar a mi petición. El 22 de julio de 2024 presenté un certiorari por derecho propio en el Tribunal Supremo Federal, pero el 7 de septiembre de 2024 me informaron que declinaban ver mi caso. Con una sola oración, “The petition for a writ of certiorari is denied” rechazaron mi caso. Ningún tribunal, ni el de Apelaciones ni el Supremo explican nada. Se creen ciudadanos superiores, inmunes, impunes e infalibles. No le responden al pueblo ya que no son electos por el pueblo votante. Rechazan la supuesta inmunidad otorgada al expresidente Donald Trump, e indican que Trump no es un monarca, pero los jueces ejercen esa misma inmunidad que la constitución no les otorga y se comportan en Puerto Rico y Estados Unidos como los dioses del Olimpo griego.
Al rechazar ver mi caso están marginando y atropellando a la Junta de Licenciatura y Disciplinas Médicas, una rama del ejecutivo que es la que otorga las licencias a los médicos, los evalúa, los disciplina y los remueve de la práctica de su profesión. En efecto, están vilipendiando a la colonia de Puerto Rico. Durante toda su existencia Puerto Rico ha sido colonia, primero de España, luego de Estados Unidos y ahora somos colonia simultáneamente de ambos imperios. A nivel internacional somos el país más masoquista del mundo, nadie nos gana esa medalla. Pero a nivel local no tenemos una solución viable como país.
Los abogados y jueces se protegen entre sí, son extremadamente solidarios. Se comportan como una cofradía. Recuerden a El Padrino de Mario Puzo. Nadie sobrevive a una cofradía. Me indica un amigo, “La cosa nostra, mafia, hampa o camorra existen en forma de concepto de trabajo…solidaridad en la clase judicial, ejecutiva o legislativa…es un gran club…pero usted fue removido un día de ese club y ellos no lo perdonan”. La cofradía a la hora de defender sus intereses actúan de manera inescrupulosa.
Prevalecí en una demanda en contra de una abogada, pero lo he pagado con creces en pérdida económica y daños emocionales y la abogada no ha pagado ni un centavo de la deuda impuesta por el tribunal. La abogada aparenta no creer en los propios tribunales donde ejerce su profesión.
Luego del rechazo del Tribunal Supremo Federal, solo me queda la Corte Celestial, pero esa fecha no ha sido establecida y no la establezco yo. Estoy convencido que le he servido bien al pueblo de Puerto Rico desde la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas, enseñando a estudiantes de medicina y adiestrando a cirujanos generales y operando a más de 15,000 pacientes incluyendo 10,000 de tiroides y sobre 750 pacientes de paratiroides. Serví en el ejército de Estados Unidos, soy veterano de Vietnam. Algunos jueces o políticos no han sido ni cobitos. En realidad, creo que no me merezco ese atropello judicial. Opine usted, amigo lector.
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