Las circunstancias en que se hicieron las expresiones divulgadas en la tarde de ayer son conocidas por todos los involucrados y, en consideración a ellos, no deben ser rememoradas. Dichas expresiones, utilizadas por una candidata que se ve atrás en el apoyo de los ponceños, bajo concepto alguno representan mi sentir y no deben interpretarse como una opinión mía, porque no lo son.
Toda mi vida la he dedicado con amor, pasión y devoción a mi familia, mis padres, mis hermanos, mis hijas y a toda la gente linda que, en el ejercicio de mi profesión y de mi vida pública, he ayudado. Todos ellos conocen mis raíces y pueden dar fe de los valores que traigo de la cuna y de los sentimientos que alberga mi corazón.
Con profunda indignación me corresponde desmentir el acto bajuno y malicioso de la oposición política de tergiversar las aludidas expresiones, realizadas hace alrededor de tres décadas, en torno a un caso que, por consejo mío, nunca se litigó ya que se dispuso mediante una alegación pre-acordada de culpabilidad.
Como abogado y como ciudadano me consta que ningún menor de edad tiene la capacidad de consentir a actividades de naturaleza sexual. Pretender imputarme expresiones en esa dirección es un acto cobarde y criminal.
Lamento mucho que por los deseos insaciables y desmedidos de poder de quienes no tienen autoridad moral ni escrúpulos, las familias involucradas en ese caso tengan que revivir la tragedia por la que atravesaron.
Ponce me conoce, me respalda, me respeta y me quiere como su próximo alcalde. El bien siempre vence al mal y con la ayuda de Dios y de los ponceños venceremos.
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