Enviado por el Lcdo. Pablo Colón Santiago
Mis queridos amigos:
En este lugar reposan los restos de un joven ponceño llamado Jacinto Gutiérrez Vélez, cuyo único pecado fue ser lo que todos nosotros somos, pro-americanos y defensores de la Estadidad para Puerto Rico.
Como muchos de nosotros, Jacinto nació en Ponce,en el mismo lugar en donde nació el padre y fundador de nuestro Partido Nuevo Progresista, don Luis A. Ferré. El mismo que contra todo pronóstico retó a la militancia de su propio partido (el partido Republicano); formó el Movimiento Estadistas Unidos y acudió al plebiscito de 1967, en donde la Estadidad logró realizar una gran demostración. Aquel,que inspirado en los resultados de dicho plebiscito,fundó al partido en el que hoy militamos y ganó con él la gobernación en 1968.
Jacinto, siguiendo los pasos de su padre, incursionó en el R.O.T.C. en el Recinto Universitario de Río Piedras, a donde se fue a cursar estudios universitarios. Quería, como él, formar parte del ejército de los Estados Unidos, sintiéndose estadista, como nos sentimos nosotros.
En ese cuerpo ostentaba el rango de sargento y su hermano Edwin, el de teniente segundo. En la UPR, mientras cursaba el segundo año de bachillerato en Administración Comercial, un 11 de marzo de 1971, aunque sus ojos se cerraron para siempre, sus sueños aún persisten en nosotros.
La década de 1970 fue una década de disturbios en la Universidad de Puerto Rico. La recién creada Federación de Universitarios Pro Independencia, se había propuesto apoderarse del recinto y erradicar de allí la presencia militar encarnada, según ellos, en el programa conocido como Reserve Officers Training Corp.
Se dice, que ese día los disturbios comenzaron en el Centro de Estudiantes en donde un grupo de cadetes celebraba la derrota de Muhammad Alí, utilizando la bandera norteamericana.
Acosados por miembros de dicho movimiento independentista, los cadetes que allí celebraban decidieron trasladarse al edificio del ROTC, en donde,posteriormente,fueron atacados por los fupistas con piedras y bombas molotov. La violencia trascendió a las balas y una de ellas hirió mortalmente en el cuello, a Jacinto. Los intentos por salvarle fueron inútiles. Dos oficiales de la Policía de Puerto Rico que intentaron defender a los cadetes preservando el orden institucional, también murieron. Las piedras y las balas hirieron a otros cadetes y el caos se apoderó de la universidad.
El nene de don Jacinto Gutiérrez, un orgulloso veterano de la Segunda Guerra Mundial y de doña Rosalina Vélez, yacía ese día en el suelo, abatido por una bala disparada por un cobarde francotirador.
Tiempo después, don Juan H. Cintrón, alcalde de Ponce y militante de nuestro partido, parecía ser el único preocupado por rendirle honores post-morten al joven Jacinto, cuando ordenó que ordenaran a media asta las banderas en nuestra ciudad.
No hemos encontrado evidencia de acto alguno por parte de Jacinto que justificara el cruel enjuiciamiento del que fue objeto. Todo parece indicar que lo que hacía en medios de los disturbios era defenderse y ayudar a los demás. Muchos de sus compañeros habían resultado heridos por las piedras, las balas, las bombas molotov y los incidentes violentos que se suscitaron ese fatídico jueves, contra el edificio de la ROTC. Tampoco hemos encontrado monumentos, plazas ni recintos que lleven el nombre de ese humilde joven ponceño. Si no fuera por actividades como esta, tal vez nadie lo recordaría ni hablaría de él.
Es probable que para otros Jacinto ya no tenga importancia, pero para nosotros sí. Por eso es que hoy estamos reunidos aquí en donde yacen sus restos. Venimos a decirle que nuestros lazos con la nación que un día él quiso defender son más fuertes que nunca;que el partido que él vio nacer es la fuerza electoral más grande de Puerto Rico,y que el ideal con el que él soñó, está cada vez más cerca. Venimos a decirle que los que troncharon su vida, que los que apagaron sus ojos para siempre, no han podido apagar nuestros deseos de igualdad y de progreso; que la lucha por la estadidad hoy es más fuerte que nunca, y que no cesaremos hasta que la misma se haga realidad en nuestro pueblo. Cuando así sea, le habremos rendido a él y a todos los que lucharon por ella y no están,el mayor homenaje.
Muchas gracias.
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