Enviado a #ElVigia (elvigiapr@gmail.com) por el señor Raymond McConnie Zapater sobre el proyecto de rediseño de la Plaza Las Delicias en Ponce, sin editar.
Estimado Señor Bonilla:
Escribo a título personal como ciudadano, nacido y criado, en Ponce desde hace setenta y dos años. En la Casa Zapater de la Calle Isabel II y en los Apartamentos Beatriz, construídos por mi abuelo, pasé los primeros años de mi vida. La Plaza Las Delicias, cuya creación coincide con la primera capilla católica en 1670, era el paseo de todas las tardes cuando iba acompañado de mis padres, tíos y primos para tomar los helados de González que ubicaba su carrito en la esquina de la Calle Unión en diagonal a la otrora Casa Saurí, hoy día el Hotel Plaza y Restaurante Lola. Aquellas caminatas de madrugada a las Misas de Aguinaldo en la Catedral con mi querida tía, Emma Zapater, son memorias indelebles. Recuerdo que poco a poco los poderes del ayuntamiento fueron cambiando la personalidad de la plaza bajo la creencia de que había que remozarla y actualizarla a los gustos del momento. Un grave error fue aquello. El enrejado que era una gran obra de orfebrería criolla y giraba en torno a la magnífica fuente lo removieron junto a varias gárgolas de donde salía el agua. Hubo tumbe y poda de árboles y jardines, más bien un asesinato de la flora y la fauna. Imagínese si se hubieran decapitado las estatuas que conforman la Fontana di Trevi en Roma, una de las obras maestras del barroco italiano del siglo XVIII. Excepto que se dio en Ponce donde la arquitectura neoclásica española parecía no ser del agrado de unos pocos alucinados con el "progreso".
Vamos al grano:
Hace poco tuve noticia de que La Plaza Las Delicias está bajo contrato de HUD, ya que hay dinero federal asignado para parques y recreos en Ponce. He visto parte de dicho proyecto para someter nuestra histórica plaza de recreos a una supuesta "modernización" - un concepto mal avenido que denota una vez más ignorancia en todas las vertientes del quehacer humano. ¿De dónde sale ese despilfarro para arreglar lo que no está roto, en vez de conservarlo dándole mantenimiento donde sea necesario?
Nuestra plaza no requiere "modernización", ni siquiera "remodelación". No es una casa particular como las deshechas a lo largo y ancho de nuestro pueblo, doquiera que uno mire. El Parque Monagas es un resto, entre otros. Sin embargo, la plaza ha sido y sigue siendo el remanso de citas y punto de reunión de incontables generaciones de ponceños y visitantes. Imagínese que la Plaza del Sol en Madrid se convierta en un parque de diversiones. Sólo a un pueblo que no tiene conocimiento histórico, mucho menos gusto, se le ocurre semejante necedad.
Solo a los contemporáneos que medran en el poder político y económico, a quienes apenas les faltan dos dedos de frente y mucho menos educación, se les ocurriría el desfase que propone su departamento en la Alcaldía sin tomar en consideración las externalidades del proyecto. ¿O es que acaso lo hicieron y no les importa? Los ejemplos abundan en las minutas del conversatorio del sábado pasado ante la asamblea municipal y los representantes de su departamento. Me parece que ustedes quieren sacar adelante esta debacle a como dé lugar siendo el pecuniario el único interés. "Poderoso caballero es Don Dinero", aseveró Quevedo (1580 - 1645). Se trata, pues, de un proyecto que denota gran pobreza de espíritu.
No crea que lo aquí expuesto son nostalgias de viejo... Eso sería añadir insultos a la lesión por venir.
Les ruego a usted y su equipo que recapaciten, que se involucren en obras meritorias como el arreglo y conservación de parques, escuelas, jardines, calles, aceras y alcantarillado en franco deterioro, incluyendo insumos de dinero en calidad de préstamos para arreglar los edificios y casas en ruinas. Hasta el superpuerto fue un timo del cual se siguen lucrando los nuevos "benefactores" de lo que en una época se llamó "La Perla del Sur y La Ciudad Señorial". Hoy día convertida más en "parking" que otra cosa.
Lo menos que necesitamos es la destrucción de nuestra plaza pública. No existe remodelación que valga la pena de lo que ustedes proponen.
Cierro con los versos del gran poeta chileno Pablo Neruda, cuando dedicó sendos poemas a nuestra islita tan descalabrada:
"Pobre Puerto Rico pobre, clavado con los clavos del progreso sobre una cruz de dólares que taladra sus huesos."
Respetuosamente sometido,
- Raymond Joseph McConnie Zapater
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