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Writer's pictureEl Vigia

RAFAEL GONZÁLEZ PRATTS: "LA INAUGURACIÓN DE LAS OLIMPIADAS EN PARÍS PROFANÓ EL TEMPLO DEL DEPORTE"

El deporte es la única "religión" universal. En el deporte se unen todos sin importar frontera, color de piel, lenguaje, creencia religiosa, ideología política, o preferencia sexual. En el deporte no hay guerra. Incluso algunas guerras se han detenido por el periodo que duran ciertos eventos deportivos y países en guerra se han dado la mano y el abrazo fraternal dentro de la cancha. En el deporte hay competencia que fomenta el desarrollo y crecimiento de ambos contrincantes en un marco de admiración, cooperación, justicia, y respeto. El deporte, y todos los deportistas de experiencia sabemos, se busca en amor y dedicación alcanzar la mejor versión posible de cada atleta dentro y fuera de la cancha. Si el deporte es religión de progreso y cooperación, Las Olimpiadas son su "templo" principal a nivel mundial.




El deporte debe estar libre de inherencias y presiones socio-políticas, y libre de consideraciones religiosas. El deporte no es por o para los negros o blancos, no es por o para los cristianos o musulmanes, no es por o para los de derecha o izquierda, tampoco es por o para los heterosexuales u homosexuales. El deporte es para TODOS. En una cancha TODOS somos IGUALES. Como deportista de 42 años de experiencia en el desarrollo deportivo esa es una de las cosas que más me gusta del deporte.


Cada vez que se ha utilizado la plataforma grande del deporte para llevar un mensaje político-social se ha desvirtuado la substancia de amor en el deporte de todos para convertirlo en herramienta de un interés particular.


Por ejemplo, la intención de Kaepernick de conscientizar sobre el racismo es excelente; su decisión de utilizar el deporte para ello, no. Las intenciones de muchos grupos religiosos, políticos, minoritarios de buscar justicia y conscientizar sobre injusticias son excelentes; utilizar el deporte para ello, no.


Dentro de este marco, la decisión de los organizadores de las Olimpiadas en Paris de utilizar la ceremonia más importante del evento para llevar un mensaje particular y a la misma vez muy delicado o polarizante para tantas personas en el mundo fue una profanación al templo de la única "religión" que une a todos, el deporte.


Por último, si usted tiene dudas sobre lo delicado o la posibilidad de carácter ofensivo que pudo tener la ceremonia de apertura en Paris, pregúntese si no estaríamos hoy en amenaza de guerra internacional si en vez de tocar al cristianismo se hubieran burlado del dios del Islam o de alguna peculariedad sensible de la cultura china.


El deporte es para unir, no para política ni promover agendas. En Paris los políticos y líderes sociales cometieron un gran error.


Enfoquémonos ahora en los juegos, por favor. De hoy en adelante Las Olimpiadas nos darán muchas alegrías y ejemplos de amor, superación, y humanidad, porque de hoy en adelante los protagonistas serán los que saben, los deportistas.

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