Por #SinFiltro - ¡Arde el Fuego Popular en Ponce! Y no es broma, está ardiendo sin control, sin censura y sin bochorno. ¡Vergüenza ajena siento yo!
Comienzo por lo más escandaloso: las expresiones de la Primera Dama de Ponce, Sra. Miyadi Velázquez Pagán en su entrevista con el Padre Orlando Lugo en su podcast “Un Cura de Barrio”. Primero que todo, el Alcalde ha fallado en orientar adecuadamente a su esposa, quien es la Primera Dama, en que su figura es una protocolar que se le otorga al cónyuge del funcionario público electo. Es una posición sin funciones designadas, y mucho menos responsabilidades asignadas. En general, lo que se espera de una Primera Dama es que cumpla con el protocolo como acompañante del funcionario público electo en actividades de todo tipo, viajes o recepciones oficiales, y participar activamente en instituciones de gobierno, las cuales por lo general; son benéficas o sociales, dedicándose en la mayoría de las ocasiones a atender o identificarse con alguna causa social. En exceptuadas ocasiones, como lo fue en Estados Unidos; Sra. Eleanor Roosevelt, quien fue un símbolo de unidad nacional en medio de la crisis económica de 1929 y la Sra. Hillary Clinton. Ambas, en su rol de Primera Dama usaron su posición para atender asuntos sociales medulares con éxito. Pero a la vez, con una elegancia y capacidades diplomáticas distinguibles donde predominaba el bienestar común por encima de cualquier otra consideración. En fin, el papel de una Primera Dama suele depender mucho del carácter de la persona, pero es siempre importante ante el rol que ocupa el cónyuge.
Distante y distinto de lo anterior; ha sido la conducta públicamente altisonante de la Primera Dama de Ponce.
Desde tomar y asumir decisiones que influencian en las determinaciones del Alcalde, realizar actividades públicas de índole religiosa (aún contra la disposición constitucional de la separación entre iglesia y estado), hasta incluso protagonizar escándalos públicos como lo fue su intervención con las actividades teatrales organizadas por Maddie Rivera y sus expresiones posteriores relacionadas en su “muro” de Facebook. Y ahora, sus más recientes expresiones religiosas, fuera de contexto y altamente homofóbicas en el “podcast” de Padre Orlando Lugo.
A todo lo anterior, ¿cuál ha sido la respuesta de su esposo y Alcalde? Rozar ligeramente el problema, con una hoja de olivo porque se trata de su esposa. Y vamos, no es que ahora le imponga una mordaza, es que debió desde el principio prever, separar lo religioso de los asuntos de Estado y no esperar a desastres como el actual para reaccionar ligera y livianamente. En mi opinión, ha debido exigir desde el día en que juramentó con Biblia en mano a la Primera Dama que debía ser cautelosa y comedida con sus expresiones públicas. Como dice la Biblia en Proverbios 18:21 – “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto; Proverbios 21:23 - “El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.”
Asimismo, la Sra. Velázquez Pagán (quien le enfatizó en múltiples ocasiones al sacerdote durante la entrevista que era Pagán porque tenía madre) debe recordar que la Biblia claramente establece en distintos versículos que el único que puede juzgar es Dios: Juan 8: 15-16 - “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?”; Lucas 6:37-42 – “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir. Les dijo también una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo?”.
Por tanto, le recomiendo a la Primera Dama que practique las escrituras, en específico lo que dice en Salmos 34:13-14: “Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.”
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