Cerca de 200 fieles se reunieron anoche en el Barrio Tenerías para celebrar el natalicio del líder y prócer ponceno Pedro Albizu Campos, y para honrar su influyente legado en Puerto Rico. La velada estuvo marcada por importantes discursos, música con contenido profundo y una animada tertulia sobre los ideales, amistades, herencia y proyectos inspirados por Albizu Campos.
El orador principal de la noche fue el Dr. José M. Carrión Morales, catedrático de Ciencias Sociales en la Universidad de Puerto Rico, quien ha dedicado su carrera al estudio del nacionalismo y las identidades étnicas en el Caribe. Su discurso se basó en su obra "Nacionalismos Caribeños: Marcus Garvey y Pedro Albizu Campos".
La música estuvo a cargo de 'El Hijo de Borikén', cuyas letras cargadas de conciencia social y patriotismo complementaron la noche de reflexión sobre la vida y el impacto duradero de Pedro Albizu Campos.
Uno de los líderes encargados del evento, el legislador municipal de Ponce, el licenciado José A. Hernández Lázaro, ofreció un emotivo mensaje a los asistentes, resaltando el carácter de don Pedro. “Albizu optó por ser 'el abogado de los pobres', como lo describe Ribes Tovar, o podríamos decir también, el abogado de las causas justas".
Aquí el mensaje en su totalidad:
En este parque se crean una conexiones entre la vida de don Pedro y el legado que le deja al país.
La primera de estas conexiones es precisamente dónde se construye: en el lugar donde se encontraba el primer hogar de don Pedro. Como nos dice Quique Ayoroa, más o menos hacia el centro de esta plazoleta, está enterrado el ombligo de Albizu Campos.
A mi mano izquierda, está un árbol de Tamarindo, hijo del que don Pedro sembró en Lares, con tierra de todas las repúblicas latinoamericanas, de una semilla que le entregó Gabriela Mistral, luego de haberla recogido en la Quinta De San Pedro Alejandrino, donde falleció el libertador, Simón Bolivar.
Esta gran estatua que vigila este recinto, es otra conexión con la vida de don Pedro. Cuando Albizu regresa a Puerto Rico en luego de completar sus estudios en Harvard, podría haber ocupado numerosas posiciones o desarrollado una práctica jurídica que le permitiera vivir en la abundancia. Sin embargo, su visión fue otra. Albizu optó por ser “el abogado de los pobres”, como lo describe Ribes Tovar, o podríamos decir también, el abogado de las causas justas. Siguiendo ese su Norte, Albizu Campos se convierte en aliado y organizador de movimientos laborales y sindicalistas en la década del 1930, suponiendo un cambio trascendental en la lucha obrera puertorriqueña, como señala la edición del 15 de enero de 1934 de El Imparcial, según la recoge Marisa Rosado en “Las llamas de la aurora”.
Ese (conexión) de su lucha por los trabajadores y las trabajadoras del país, se cierra es un sentido con esta obra de Rafael López del Campo, a quien dedicamos los actos de esta noche. Escultura sufragada por la Unión de Tronquistas, a un costo aproximado de $83,000 e instalada en este parque hace 30 años en el 1993.
A través de esta obra de López del Campo, se atan los hilos de la crianza de don Pedro en este lugar y del enorme legado que deja para este país. Esta escultura de López del Campo lo muestra como lo que fue, un gigante de esta Patria.
Pero además de esta escultura hablarlos de don Pedro, nos habla del artista que la creó. Para poder profundizar más en la figura de Rafael López del Campo y su legado, nos acompañan dos de sus discípulos, Omar Ortiz y Juan Crespo para hablarlos de su maestro, de su visión y su obra.
Un aplauso para ellos y para su maestro, Rafael López del Campo.
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